martes, 13 de octubre de 2015

El búcaro, un «estimulante» del Siglo de Oro

El búcaro era una vasija de arcilla que servía para contener agua o perfume.

En el libro El Bodegón (Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores), doña Natalia Seseña, experta en alfarería y loza española, nos explica en un excelente artículo el uso que tenía dichos recipientes, incluido el que le daba la nobleza (y supongo que la alta burguesía): mordisquearla. O como ella dice, la «bucarofagia».

En el Siglo de Oro fue algo habitual comer arcilla roja por prescripción facultativa en casos de trastornos menstruales y para la acidez de estómago. Además, entre la gente fina, se comía para conseguir una piel extremadamente blanca (la palidez, desde siglos, era signo de distinción y belleza). Seseña comenta que debía de haber algún elemento en la composición del barro que provocaba opilación (RAE: impedimento para el paso de las materias sólidas, líquidas o gaseosas en las vías del cuerpo (en este caso intestinal).
Si al búcaro se le añadía agua perfumada, los mordisquitos tendrían un sabor más agradable.


Seguramente hubo alfareros que se especializaron en hacer búcaros para uso comestible. Y según Seseña es posible que también se le añadiera alguna sustancia placentera (todavía por conocer) que «incitaba» a su ingestión. Es decir, que no sólo comían barro para curar determinados trastornos, sino también para deleitar la mente. Un «caramelo» muy provechoso. O no.


Segunda mitad del siglo XVII. Josefa de Óbidos, Paço dos Duques, Guimarães, Portugal (detalle) (imagen obtenida aquí

Naturaleza muerta, Josefa de Óbidos, Biblioteca Municipal de Braamcamp Freire, Santarém, Portugal (detalle) (imagen obtenida aquí)

1652. Antonio de Pereda y Salgado, Museo del Hermitage, San Petersburgo, Rusia (detalle) (imagen obtenida aquí)

1648. Francisco de Palacios, Colección Harrach, en Schloss Rohrau, Austria (detalle) (imagen obtenida aquí)

Hacia 1650. Francisco de Zurbarán, Bodegón, Museo del Prado, Madrid (detalle) (imagen obtenida aquí)

 Segunda mitad del XVII. Juan de Zurbarán, Museo de Bellas Artes de Besancon, Francia (detalle) (imagen obtenida aquí)

Segunda mitad XVII. Bodegón, Antonio Ponce, mercado del arte (detalle)

Primera mitad del XVII. Las estaciones: verano, Francisco Barrera, mercado del arte (detalle)

1656. Las Meninas, Diego de Velázquez, Museo del Prado, Madrid (detalle) (imagen obtenida aquí)

Bibliografía
  • Yanes Rizo, Emma (2013): La loza estannífera de puebla, de la comunidad original de loceros a la formación del gremio (1550-1653). Tesis para la Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Seseña, Natacha (2001): Rango de la cerámica en el bodegón. El Bodegón de Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores.
  • E. Rovira, Beatriz (2010) : Los búcaros de las Indias para el mundo.Canto Rodado. 5.
  • Fenández Díez, Raquel: Shailene Woodley: Una opilada en el siglo XXI 
  • Donoso Rodríguez, Miguel: Mujer y literatura femenina en la América virreinal.  
  • La cerámica del agua y su relación con la aridez
Y para saber más, la Geofagia (doy las gracias a mi amiga Olga por estas dos aportaciones):

jueves, 1 de octubre de 2015

Las bodas en la Baja Edad Media y en el Renacimiento

Finales del XV. Desposorio de la Virgen, Pedro Berruguete, mercado del arte

Vestidos que lucían los novios:

La novia llevaba bien un brial (mujer de poder adquisitivo alto) o una saya y sobre los hombros se podía cubrir con un manto. El cabello iba suelto, como signo de virginidad, con una tira o guirnalda

El novio vestía, según la moda del momento, saya, cota, jaqueta, sayo. Encima podía llevar ropón, manto o un paletoque (en las representaciones que pongo aquí casi todas son desposorios de la Virgen y San José, por lo que el novio aparece o con saya o con una cota si es de la primera mitad del siglo XV, o con sayo si es después). Podía ir tocado o destocado. En la tabla de Berruguete va con un capirote puesto sobre los hombros.

Entre la clase noble el color más habitual era el rojo, signo de fecundidad y el verde, símbolo de juventud. También se usaba el azul y el amarillo.

La boda se dividía en dos partes: 

1. Desposorio: acto solemne e indispensable. El padre y el novio conciertan el matrimonio y la dote. Se celebraba tiempo antes de la boda propiamente dicha.

2. Boda propiamente dicha: entrega de la novia y velación. Desde el siglo XIII se «exigió» la presencia de un sacerdote al ser considerado el matrimonio un sacramento. 

Esta ceremonia constaba de dos partes:

A) en la puerta de la iglesia donde tenía lugar el contrato matrimonial: el sacerdote preguntaba a los presentes si conocían algún impedimento para celebrar dicha unión y, en caso negativo, entonces se  entregaba las donaciones mutuas, todo esto se hacía ante la presencia de varios testigos.

H. 1400. Desposorios de la Virgen, Retablo de San Jorge, Convento de San Francisco, Villafranca del Penedés (detalle) (imagen obtenida aquí)


B) en el interior de templo (opcional): juramento de fidelidad (no era necesario la presencia de un sacerdote, valía un notario o varios testigos) y el acto religioso propiamente dicho (misa) que otorgaba la bendición nupcial y que realizaba un sacerdote (tampoco era necesario, pero la gente de la burguesía y de altos estamentos lo realizaban). Después del Concilio de Trento fue obligatorio la presencia de un sacerdote para que bendijera la unión.

Todo el rito también se podía realizar en las casas particulares.

Los esponsales, principios del siglo S.XVI, Escuela castellana, subastas

Podía haber entrega de anillo frente a la misma puerta, que tenía lugar con la entrega de arras (sería parte de la donación de bienes o dinero del esposo a la esposa, siendo de origen germánico, aunque luego el Derecho romano lo impone), pero también se podía entregar después, en la casa del padre de la novia.  Era el hombre quien ponía el anillo a la mujer. Ya en la Edad Moderna la entrega de anillos será mutua (tras popularizarse en Italia frente a la puerta de la iglesia, hacia 1473).

El beso (osculum) era tradición romana y tenía valor jurídico. Tendría lugar el día del desposorio y reforzaba el derecho de la novia a las donaciones: si no había beso y moría el esposo las arras eran para los parientes de él. Con beso y moría el esposo, la novia se quedaba la mitad de los bienes concertados por el futuro esposo. Si era ella la que moría, haya o no beso, el esposo debe dar todo a los herederos de su futura mujer.

La iconografía de la época bajomedieval presenta a los contrayentes tomándose de la mano, la derecha, como símbolo de unión (se piensa que es un rito etrusco, pero que también realizaron romanos, griegos y judíos). Tras unas palabras, con las que manifestaban su intención de contraer matrimonio y promesas, las manos se juntaban para sellar el compromiso.

160-170. Sarcófago romano, Museo del Palacio Ducal de Mantua Ducal 

Finales del S. XIII. Desposorios de la Virgen, San Pedro el Viejo, Huesca (imagen obtenida aquí)

Desposorio de la Virgen. Principios del XVI. Escuela castellana, subasta

La bendición nupcial se conoce como velación: los contrayentes eran cubiertos con un yugo o banda (tela estrecha blanca). A ella se le colocaba sobre la cabeza y a él sobre los hombros (no fue obligatorio hasta el Concilio de Trento). Simboliza la protección de Dios sobre la vida en común de la futura pareja, siendo, además, ley divina. 

En otro se puede ver como el sacerdote coloca una estola o manípulo sobre ambas manos (algo que ya se observa en la iconografía italiana del siglo XV) 

H. 1524. Los esponsales de la Virgen, atribuido a Juan de Vallejo, Capilla de la Presentación de Nuestra Señora, Catedral de Burgos (detalle)


finales del siglo XVI. Boda de hidalgo en Santurce, Francisco Vázquez de Medieta, Dipitación de Guipúzcoa (detalle) (imagen obtenida aquí)


Las bodas en la Baja Edad Media y durante el Renacimiento, en cualquier estamento social, fueron motivo de regocijo para comer, beber y danzar. Eran acontecimientos casi multitudinarios, pero de esto ya hablaremos en otro momento.

Bibliografía:

  • Arriba Cantero,  Sandra de: San José.  Universidad de Valladolid  dearriba@arte.uva.es
  • Castrillo Casado, Janire: Mujeres y matrimonio en las tres provincias vascas durante la Baja Edad Media* (Women and marriage in the three basque provinces during the Late Middle Ages)Univ. del País Vasco (UPV-EHU). Fac. de Letras. Dpto. Historia Medieval, Moderna y de América. Pº de la Universidad, 5. 01006 Vitoria-Gasteiz ianirec@yahoo.es
  • Navarro Gavilán, Blanca: LA SOCIEDAD MEDIA E INFERIOR EN CÓRDOBA DURANTE EL SIGLO XV. FAMILIA Y VIDA COTIDIANA. Departamento de Ciencias de la Antigüedad y de la Edad Media, FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS.
  • Marcos Casqueros, Manuel-Antonio: PECULIARIDADES NUPCIALES ROMANAS Y SU PROYECCION MEDIEVAL, UNIV. DE LEÓN.
  • Ceremonía y rubrica http://liturgia.mforos.com/1699076-matrimonio/
  • Sobre la dote ver aquí