Hombres:
Durante los primeros 30 años se sigue la moda de finales del XV. Pero se dejará de lado en la cuarta década, salvo por aquellos que todavía se sienten cómodos con la melena larga.
En la segunda década del siglo XVI vuelve el bigote entre la gente joven, y en algunos casos una pequeña barba.
Con la llegada de Carlos V (1517) a España empieza a estilarse la melena que él llevaba en aquellos momentos: muy corta, lacia y recortada en una perfecta línea recta.
Pero llega la hecatombe, o la modernidad, en el año 1529: el Emperador se corta el pelo de manera drástica y muchos no tiene más remedio que seguir la tendencia, eso sí, entre lágrimas. De todos modos, las personas mayores no renunciarán a su media melena.
Poco antes de 1580 el cabello se peina en rizos ensortijados (tendrá mucha aceptación) coexistiendo con peinados de pelo liso.
El cabello empieza a levantarse sobre la frente en la mitad anterior de la cabeza (la figura por los años 80 tiende a estilizarse) recibiendo el nombre de copete; la parte posterior se cubre con una gorra, una toca o una diadema. A inicios de los 90 tanto el peinado como los tocados, las gorras y las diademas también se elevan; a este promontorio que acompaña al copete de pelo se le llamó también copete (es moda exclusiva española). Para que fuera tan alto y firme se recurrió a pelo postizo y a un soporte de alambre llamado jaulilla.
Más imágenes en FACEBOOK
Durante los primeros 30 años se sigue la moda de finales del XV. Pero se dejará de lado en la cuarta década, salvo por aquellos que todavía se sienten cómodos con la melena larga.
En la segunda década del siglo XVI vuelve el bigote entre la gente joven, y en algunos casos una pequeña barba.
Cabellos largos,
rizados y con flequillo. 1503. Retablo de Santa Ana de Sinovas, Maestro de
Sinovas, Museo de Larreta, Buenos Aires (detalle) (imagen obtenida aquí)
Melenas largas. La de
la derecha lisa y cortada de forma gradual de arriba abajo. 1500-1510. Joan
Pau Guardiola, subasta (detalle)
Melena cayendo sobre la espalda. Primer cuarto del XVI. El Baile de Salomé,
Maestro Alejo, Palencia, Galería Bernat, Barcelona
(detalle)
Segunda década del siglo XVI. San Juan de
Ortega y dama donante. Maestro de la Visitación de Palencia. Catedral de Burgos
(detalle) (imagen obtenida de aquí)
Primer cuarto del
XVI, San Sebastián con donante o Carlos V a lo divino, Juan Correa de Vivar,
Galería Caylus (detalle)
Don Francisco De Los Cobos y Molina, Jan Gossaert h. 1530-1532, The J. Paul Getty Museum, Los Ángeles (detalle) (imagen obtenida aquí)
H. 1524. Los esponsales de la Virgen, atribuido a Juan de Vallejo, Capilla de la Presentación de Nuestra Señora, Catedral de Burgos (detalle)
Pero llega la hecatombe, o la modernidad, en el año 1529: el Emperador se corta el pelo de manera drástica y muchos no tiene más remedio que seguir la tendencia, eso sí, entre lágrimas. De todos modos, las personas mayores no renunciarán a su media melena.
1533, El Emperador Carlos
V, Cranach El Viejo, Museo Thyssen, Madrid (detalle)
H. 1570. ¿Autorretrato?, Alonso Sánchez Coello, Museo del Prado, Madrid (detalle)
Durante el reinado de Felipe II, el bigote se alarga y va caído y ligeramente curvado bajo la comisura de los labios.
1592. Felipe II.
Taller de Juan Pantoja de la Cruz, Monasterio de San Lorenzo de El Escorial,
Madrid (Detalle)
En los últimos años (seguramente a finales de los 70) aparece el copete, es decir, el pelo se lleva levantado sobre la frente.
Segunda mitad del siglo XVI. Don Juan de Austria, Alonso Sánchez Coello, Pasadena, Art Museum
Aunque el retrato es
del siglo XVII, el pintor lo retrató tomando como referencia de un naipe del
los años 90 del siglo XVI. Bartolomé González, El archiduque Leopoldo, 1608 - 1617, Museo del
Prado, Madrid (detalle)
El cuidado de la barba y el bigote, y por lo tanto recortarlos de mil maneras, comenzará tímidamente a finales del XVI para tener su apogeo en el XVII.
Entre la gente joven se lleva la barba corta. La perilla se pone de moda en los años 90, siendo variada en tamaño y forma (tendrá una larga vida). El resto del rostro se afeitaba. El bigote en general era largo e iba con las puntas caídas o en horizontal.
Segunda mitad del siglo XVI. Don Juan de
Austria, Alonso Sánchez Coello, Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid (detalle)
Las personas mayores y los letrados preferían barbas largas, sin atusar.
Mujer:
Se mantiene en los primeros años de siglo trenzar los mechones delanteros:
Primer
tercio del siglo XVI, Santa Apolonia, Escuela española, subasta (detalle)
Sigue la moda tan española del tranzado y
la de llevar las ondas del pelo floja, rozando la parte superior de cuello.
H. 1500, anónimo, Isabel La Católica, Palacio
Real, Madrid (detalle)
H. 1500. Vida de San Ildefonso, Maestro de
Osma, Soria (detalle)
Llegará a tocar los hombros; en este caso el
tranzado comienza a la altura de los mismos.
1520, Retablo de San
Félix de Gerona, Juan de Borgoña, Museo de Arte de Gerona (detalle)
De fuera, llega la moda de llevar un mechón
por delante de la oreja:
H. 1560-69. El retablo de Castrogonzalo,
iglesia de San Miguel, Zamora (detalle)
H. 1530-40. Valenciana, Christoph Weiditz, Original Das Trachtebuch Das des
Christoph Weiditz von seinen nach Spanien und den Niederlanden, Museo Nacional
de Nuremberg, Alemania (detalle)
La frente despejada sólo aparece en
pinturas flamencas, al igual que la toca de estilo franco-flamenco que lleva
el siguiente personaje:
Mechón también cayendo por delante. 1500-20, activo en
Sevilla, Maestros de la circuncisión de Schretlen, subasta (detalle)
Y como no, también en los primeros años de
siglo, continua llevándose el pelo suelto con raya en medio.
H. 1508-09. La natividad, Juan de Flandes National Gallery of Art,
Washington, EEUU (detalle) (Imagen obtenida de Lluís Ribes Mateu)
Entre 1530 y 1540 llega la moda italiana de anudarse el pelo a modo de cinta, formando un nudo o lazo sobre la cabeza.
Segunda mitad XVI, Martín Gómez el viejo, Santa Catalina, Subasta (detalle)
Hacia los años 30 se pone de moda un peinado sofisticado y español: llevar el pelo encrespado recogido en dos moños, uno a cada lado de la cabeza. Durará hasta los años 50. Esto dio lugar a las cofia de papos.
El uso de trencitas permite fechar la obra entre los años 30 al 39.
Tiziano, Emperatriz Isabel, Museo del Prado, Madrid (detalle)
Moños no ahuecados. Isabel de Portugal,
seguidor Jan Cornelisz Vermeyen (detalle)
Lleva una toca de cabos que deja la frente al descubierto
y no cubre los moños, ni las orejas (después de casi un siglo por fin la mujer
decide mostrarlas, lo que disgustó a algunos moralistas). H. 1552. La dama del
joyel, Antonio Moro, Museo del Prado, Madrid (detalle)
Toca tapando los
moños y las orejas. Catalina de Austria, Antonio Moro, 1552-53, Museo del Prado,
Madrid (detalle)
En los años 60 los moñetes desaparecen. El pelo se peina completamente hacia atrás, algo que ya se estilaba antes en otros países. Pero se hacían rodetes con el propio pelo o con cabello ajeno o se hacían rodetes con adornos en la parte posterior de la cabeza (ver también rodetes algo más abajo)
H. 1560. Isabel de Valois, Antonio Moro, colección privada (detalle)
En los años 70 se lleva un peinado que viene de fuera (aquí web sobre este peinado), el pelo forma dos arcos que convergen en ángulo sobre la frente. Se podía llevar el cabello liso o rizado, y los arcos ser más o menos pronunciados.
1571, Alonso Sánchez Coello, Kunsthistorisches
Museum, Viena (detalle)
1579. La infanta Isabel Clara Eugenia, Alonso Sánchez Coello, Museo del
Prado, Madrid (detalle)
El cabello empieza a levantarse sobre la frente en la mitad anterior de la cabeza (la figura por los años 80 tiende a estilizarse) recibiendo el nombre de copete; la parte posterior se cubre con una gorra, una toca o una diadema. A inicios de los 90 tanto el peinado como los tocados, las gorras y las diademas también se elevan; a este promontorio que acompaña al copete de pelo se le llamó también copete (es moda exclusiva española). Para que fuera tan alto y firme se recurrió a pelo postizo y a un soporte de alambre llamado jaulilla.
Gorra más elevada y
más estrecha que en la imagen anterior. 1585-88, Infanta Isabel Clara Eugenia y
Magdalena Ruiz Museo del Prado, Madrid
(detalle)
Alto copete (la jaulilla) guarnecido con pedrería y pumas. 1599. Isabella Clara Eugenia, Juan
Pantoja de la Cruz, Alte Pinakothek,
Alte Pinakothek, Munick, Alemania (detalle)
Enlaces relacionados en este blog:
Más imágenes en FACEBOOK
Bibliografía:
- Bernis Madrazo, Carmen: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid: Instituto Diego Velázquez (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC), 1962.
- Bernis Madrazo, Carmen: La moda en la España de Felipe II a través del retrato de corte. En el catálogo de la exposición Alonso Sánchez Coello y el retrato en la corte de Felipe II. Madrid: Museo del Prado. 1990.
- Bernis Madrazo, Carmen: El traje y los tipos sociales en el Quijote. Madrid: Visor, 2001.
- Soláns Soteras, María Concepción: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Institución “Fernando el Católico” (C.S.I.C.). Colección Estudios. Zaragoza. 2009.
Mediante este tipo de peinados, que maravilla por otra parte, vamos viendo de que manera se van cubriendo los diferentes partes del cuello. Una auténtica maravilla.
ResponderEliminarGraciasss!
Julio.
Gracias Julico. Ahora entiendo lo del cuello. jajjajajjjaja.
EliminarBEsos
Un artículo extenso y variado en muestras. Bravo por este trabajo, los mechones por encima de la oreja son una preciosidad, entre los cuellos, lsa orejas y las frentes, más los diseños de los trenzados, adornos, etc. Me parece que has hecho una maravillosa selección. Muy bonito trabajo. Gracias, lo he disfrutado. Cafelito con horquillas.
ResponderEliminarTemo a veces pasarme de extenso. Y en este aún tengo que buscar imágenes, sobre todo de la influencia de la moda italiana.
EliminarMuchas gracias, Verónica.
Ese café con horquillas calentitas. :-)
Me alegro de haber encontrado este, yo también soy un apasionado de la historia de la moda. Seguiré "bicheando" por él y buscando información. Enhorabuena por su labor de investigación.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Muchas gracias y bienvenido.
EliminarY me encanta eso del bicheo. Yo también soy de mucho bichear.
Saludos
1529... o el año que nos cortamos el pelo peligrosamente!!
ResponderEliminarPrecioso de principio a fin.
Y llorasteis como magdalenas. Esa fecha debe quedar marmolizada en vuestras cabezas.
EliminarGracias, C.
La entrada es estupenda, no puedes parar hasta leerla y verla de un tirón.
ResponderEliminarMe estoy enterando de muchísimas cosas, y me parece increíble como las "modas" han estado tan presentes desde siempre en las sociedades... cómo el corte de pelo del emperador podía "crear tendencia" o mil detalles más que nos vas comentando.
Muy muy interesante.
Ciertamente. Además, saber el estilo de peinado ayudar a datar pinturas. Vale la pena profundizar en el tema.
EliminarGracias, Bonifacio
olé, que interesante entrada! Y que concurrido está esto!
ResponderEliminarHay sitio al fondo a la derecha. Pero tome una copa y disfrute de los cuadros.
Eliminar¡Gracias!
Siempre he preferido las salas con menos público! Mejor me vuelvo a mis cuarteles de invierno...
ResponderEliminarPues estoy a la espera de CK. Dexter Haven. A ver si se anima más esto, y acabamos como en el camarote de los Hermano Marx.
EliminarC.K.que? no me suena...no se habrá equivocado usted de iniciales? disfruten de sus apreturas, prefiero comer los dos huevos duros en algun sitio mas tranquilo
ResponderEliminarWow, trabajo de tesis doctoral el que aqui se presenta!
ResponderEliminarEs alucinante, y nunca se me habria ocurrido utilizar los cuadros como fuente documental!
Muy, muy bueno, felicidades a la autora del post.
Muchísimas gracias. uf. ¿Tesis? eso son palabras mayores.
EliminarYo sólo imito a la gran Carmen Bernis y pongo en color sus obras en blanco y negro . Eso sí, intentando explicar mejor determinadas prendas.
saludos
Quien dice tesis, dice articulo cientifico. Es un post muy bueno, con un poco de metodologia, lo podrias hasta publicar en una revista cientifica. Que, oye, no te pagan, pero al menos es un orgullo académico.
EliminarPD: Pues pensaba que sí, que estabas haciendo una tesis, jaja.
Hummmmmmm... tal vez en una revista divulgativa. :-) Recuerdo mis tiempos de publicar en revistas científicas (tema entomológico). Era un auténtico parto, sin epidural, claro. Pero sí, luego me sentía orgullosa, y pedante, sobre todo muy pedante.
EliminarPD. Pues sí, comencé una tesis, allá por la prehistoria, y...
Jajaja. Es que lo de ser pedante es parte de la intelectualidad, es un "tu no lo entenderías". Y si que son partos los articulos, sobre todo cuando hay que leer y leer, y cada parrafo implica un puñado de libros o articulos consultados. Pues ahora el sistema de tesis esta cambiando en España, si es algo que algun dia querrias retomar, informate o podrias encontrarte con muchos problemas tontos! ¡consejo de amigo! ;)
EliminarSí, de ahí que fuera peor que los bichos que estudiaba, jejejjejejjejeje.
EliminarY retomar las tesis... uf... tal vez... algún día...
Gracias por el consejo. :-)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMuchas gracias por este maravilloso artículo.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo. :)
Eliminar