En algunas ocasiones he
afirmado en mi blog y en las Redes Sociales que los cuellos de lechuguilla eran de un blanco inmaculado, o
como mucho de un de tono levemente azulado.
Hoy reconozco que estaba
equivocada.
Llevo unos años encontrando
cuadros donde los personajes lucen lechuguillas de otro color. Al
principio pensé que podría ser por la oxidación de los pigmentos o de los barnices. Sin
embargo, el año pasado, en Génova, tuve la oportunidad de ver en "vivo y en directo" dos retratos
de Anton Van Dyck que despejaron todas mis dudas. Aquellos cuellos eran negros.
1627. Paolina Adorno, Museo de Strada Nuova, Génova, Italia (detalle).
Principios del siglo XVII. Filippo Spinola, Museo de Strada Nuova, Génova, Italia (detalle).
Pero para confirmarlo definitivamente, hace unos días encontré este retrato, también de Van Dyck, en el mercado del arte.
Aquí tenemos un genuino cuello "blue klein":
Posible dama genovesa.
Lechuguillas en personajes españoles:
Verde. Don Francisco Vives de Cañamas,
Conde de Faura, Jerónimo Jacinto de Espinosa, National Trust, Kingston Lacy,
Reino Unido.
Dama española, escuela madrileña.
Hacia
1630, Doña María de Austria, reina de Hungría, Diego Rodríguez de Silva y Velázquez,
Museo del Prado, Madrid, España
Un detalle interesante es que en
1593 se publica esta pragmática en el que se prohibió:
«que ningún hombre, de quaiquier estado, condición, calidad y edad que
fuese, pudiera traer en los cuellos, ni puños, ni en lechuguillas sueltas, ó
asentadas en la camisa, ni en otra parte alguna, guarnición, redes, desilados,
almidón, arroz, ni gomas, verguiilas, ni filetes de alambre, oro, plata,
alquimia, ni ninguna otra cosa, sino solo la lechuguilla de olanda, ó lienzo,
con una ó dos baynillas chicas: que las lechuguillas, asi de los cuellos, como
de los puños, no pudieran exceder de un dozavo de vara: y que las baynillas, y
filetes no pudieran ser de color alguno, sino
blancas»
Bibliografía:
- Juan Sempere y Guarinos: Historia Del Luxo Y De Las Leyes Suntuarias De España, Volumen 2. 1788.
Muy interesante, rectificar es de sabios...
ResponderEliminarSí, lo es. Y como suelo decir: cuanto más conozco, menos sé. Gracias.
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