En
la catedral de Santa María la Real de Pamplona (Navarra), concretamente en el claustro, hay
una puerta más o menos sencilla. De esas que solemos pasar por su lado sin prestarle ninguna atención. Está cerca de la capilla Barbazana.
Dicha
puerta tiene un arco, algo apuntado, que está enriquecido con dos
ménsulas colocadas en cada uno de los arranques. Son las cabezas de un hombre y
de una mujer (rey y reina), que podríamos datarlas como de finales del siglo XIII.
El
rey lleva una melena corta, ondulada, cuyo extremo está peinado en un gran bucle.
Debajo de la corona podemos ver un flequillo ancho y liso.
La
reina lleva media melena fuertemente ondulada. Las puntas del lado izquierdo están
peinadas formando dos pequeños bucles. Se cubre la cabeza con una toca semicircular
muy corta.
La corona lleva florones (la corona del rey seguramente llevaría
el mismo tipo de florón).
Ambas
cabezas tienen, además, el recuerdo de quienes pasaron por delante de ellas y
decidieron dejar su huella.
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