lunes, 7 de julio de 2014

El CUERPO, corpiño

Prenda del siglo XVI y XVII.

Prenda propia de villanas, mujeres comunes y servidumbre. 
Las mujeres nobles y las burguesas también usaron cuerpos pero, en general, sólo para estar por casa.

Juan I de Castilla con cuerpo de color negro. 1505. Traslado del cuerpo de Felipe el Hermoso, anónimo, Museo Reales de Bellas Art4es, Bruselas, Bélgica (detalle) (imagen obtenida aquí)

El cuanto al corpiño o corpecico hacía referencia a la prenda llamada cuerpo que llevaba las mujeres comunes. Mientras que este mismo término era usado para una prenda interior entre las cortesanas para dar a los torsos una superficie lisa.

Cuerpo bajo de las mujeres cortesanas:
Prenda sin mangas (y por lo tanto la zona del hombro quedaba como un tirante más o menos ancho), que no pasaba de la cintura (es decir, sin faldilla), terminada en pico por delante (imitando a los jubones) y con un gran escote apaisado, de ahí el nombre de cuerpo bajo. Se abrochaba por detrás, pero por delante se colocaban botones y lazos como si se abrochara por delante. Podía ir cuchillada. Tenía ceñidero, es decir, un cordón o una cinta de seda, algodón, hilo u otra materia que ajustaba la prenda a la cintura.
Conjuntaba con la vasquiña.

Se confeccionaba con telas ricas: seda, tafetán, raso, damasco, terciopelo... Al enseñar la camisa esta es también de gran riqueza; las mangas se ahuecaban atándose con lazos y se adornaban con encajes.


Cuerpo en las mujeres comunes: 
era similar al de las cortesanas, pero por delante podía llevar cordones, quedando medio abierto.

Podía ser de tres formas:

1. No pasaba de la cintura.

Cuerpo y vasquiña haciendo juego. Es un cuerpo de lujo. Siglo XVII. Magdalena penitente, escuela española, mercado del arte (detalle)

2. Con pequeña halda o faldilla que cubre las caderas.


Jael y Sisara, atribuido a Antonio de Pereda,  Galería Nacional de Dublín, Irlanda (detalle) (imagen obtenida aquí

3. Terminado en pico por delante (imitando al cuerpo bajo estilo jubón de las cortesanas).

Curación milagrosa de una endemoniada. Inicios del XVII, Pintura mural del Monasterio de Guadalupe, Cáceres (detalle)

Primer tercio del siglo XVII. La Calderona, Museo de las Descalzas Reales, Madrid (detalle)

Conjuntaba con la saya.

Los cuerpos o corpiños de mujeres comunes y de villanas podían llevar mangas unidas a ellos por varios puntos, o se atacaban con agujetas, luego eran mangas postizas, a veces hechas con otra tela. 

Brígida del Río, la barbuda de Peñaranda, Juan Sánchez Cotán, 1590. Museo del Prado, Madrid (detalle)

Cuerpo bajo y vasquiña. Ambas prendas con ribetes. Hacia 1610. Un caballero de Santiago y su esposa, atribuido a Luis Tristán, Franckfort, Kentucky University (detalle) (imagen obtenida aquí

Es posible que los cuerpos con mangas también recibieran el nombre de sayuelo.


Un corpiño interesante es este cuyas mangas están cosidas totalmente al hombro y además están abiertas longitudinalmente. H. 1662-65. Nacimiento de San Francisco, Juan de Alfaro y Gámez, Museo de Bellas Artes de Córdoba (detalle)


Una curiosidad: en 1639 se prohíbe jubones y cuerpos escotados salvo los de las prostitutas. Como solía suceder, no se hizo ningún caso.
 
 
Jubón de escote bajo y vasquiña. 1613. Embarque de los moriscos en el Grau de Valencia, Pere Oromig, Fundación Bancaja, Valencia (imagen del libro de Carmen Bernis: El traje y los tipos sociales en el Quijote, 2001)


Entrada relacionada:
El jubón femenino.

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Bibliografía:
  • Bernis Madrazo, Carmen: Indumentaria medieval española. Instituto Diego Velázquez, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC, 1956.
  • Bernis Madrazo, Carmen: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos: Las Mujeres; Los Hombres. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC 1975.
  • Bernis Madrazo, Carmen: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid: Instituto Diego Velázquez (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC), 1962.
  • González Marrero, María del Cristo, La casa de Isabel la Católica, espacios domésticos y vida cotidiana. Diputación de Ávila, Institución Gran Duque de Alba (Ávila). 2004.
  • Lasmarías Ponz, Israel: El traje popular en el siglo XVII (PDF)
  • Lasmarías Ponz, Israel: Labradores a la moda, labradores al uso: el lenguaje del traje en Aragón en la Edad Moderna. Universidad de Zaragoza. (PDF)
  • Sigüenza Pelarda, Cristina: La moda en el vestir en la pintura gótica aragonesa. Institución “Fernando El Católico”, Excma. Diputación de Zaragoza.
  • Soláns Soteras, María Concepción: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Institución “Fernando el Católico” (C.S.I.C.). Colección Estudios. Zaragoza. 2009. Strbáková, Radana: Procesos de cambio léxico en el español del siglo XIX: el vocabulario de la indumentaria. Tesis doctoral. Universidad de Granada 2007.




10 comentarios:

  1. Excelente, como siempre, estas preciosas entradas a la Historia del vestido que nos presentas. Lujazo total leerte en tu blog y, por supuesto, aprender. Genial.

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  2. La información es preciosa e las imágenes son muy bien escogidas. Pero, como mujer, me parece el corpiño muy incómodo…
    manela

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    1. Eran muy apretados, sí. El sayuelo era mucho más cómodo. Pero la elegancia mandaba.

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  3. Ah, mira... los trajes de bailes populares de por aquí, como el de mi niña, lleva el acabado en punta y atado por delante, con unas varillas para que quede tieso el pico y con faldilla... qué chula la lectura!!

    Gracias. beso y cafelito.

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    1. seguramente el cuerpo de los trajes populares vienen de estos.

      Un abrazo y café con un hielo.

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  4. Me ha gustado mucho esta entrada, Consuelo. Siempre me sorprendes con tus observaciones. A mi gusto, nada como el cuerpo sencillo. Gracias :)

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    1. Gracias, Rosa.
      Yo también soy de cuerpo sencillo, aunque en días especiales soy más atrevida. :-)

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  5. También de gusto ver prendas del "pueblo llano", aunque no sean tan llamativas. Estas imágenes deben ser más difíciles de conseguir. Como se llevaban para trabajar y estar en casa, supongo que (a pesar de lo que parece) sólo tendrían la rigidez necesaria para sujetar sin agobiar.

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    1. Exactamente.
      Lo suficientemente rígidas como para aplanar el pecho (ya que era moda). Y no llevaban mangas, dando mayor libertad a los brazos.
      Gracias, Marian, por tu comentario.

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