1. A un caballero que,
estando con una dama, no pudo cumplir sus deseos.
Con Marfisa en la estacada
entrastes tan mal guarnido,
que su escudo, aunque hendido,
no le rajó vuestra espada.
¿Qué mucho, si levantada
no se vio en trance tan crudo,
ni vuestra vergüenza pudo
cuatro lágrimas llorar,
siquiera para dejar
de orín tomado el escudo?
El siguiente romance es delicioso. Góngora acabará ofreciendo una mesa con excelentes manjares, entre ellos las turmas, es decir, criadillas. El Romance es largo pero vale la
pena leerlo entero. He destacado en negrita la parte que nos interesa.
2. Diez años vivió
Belerma
Que le dejó en testamento
Aquel francés boquirrubio.
Que viviera más contenta
Con trescientas mil de juro.
Conde que fue en Normandía
Lo que a Jesu Cristo plugo;
Con los ojos que ya eran
Orinales de Neptuno,
Sobre el muerto corazón
Envuelto en un paño sucio,
Que anegará vuestros años
Y ahogará vuestros gustos.
Buen pozo haya su alma,
Y pozo que esté sin cubo.
Y si tiene abierto el pecho,
Queréllese de su escudo.
Que el que como bruto muere,
Que le entierren como a bruto?
Que allí le hicieran lugar
Los antepasados suyos.
Volved luego a
Montesinos
Ese corazón que os
trujo,Y enviadle a preguntar
Si por gavilán os tuvo.
Descosed y desnudad
Las tocas de lienzo crudo,
El mongilón de bayeta
Y el manto basto peludo;
Que aun en las viudas
más viejas,
Y de años más caducosLas tocas cubren a enero
Y los monjiles a julio;
Cuánto más a una muchacha
Para cumplir los treinta años,
Que yo desdichada cumplo.
Seis hace, si bien me
acuerdo,
El día de Santiñuflo,Que perdí aquel mal logrado
Que hoy entre los vivos busco.
A las palomas de besos
Y a las tórtolas de arrullos.
Sin ver flujo de mi vientre,
Porque siempre tuve pujo;
Cabal me quedó el cabello,
Y los ojos casi enjutos.
Llévese el mar lo llorado,
Y lo suspirado el humo.
Que cual gusano de seda
Moriréis en el capullo.
Que nos habla en sus cenizas
De pretérito y futuro.
De lo mal pasado nazca
Lo por venir más seguro.
Ceja en arco, y manos blancas,
Y dos perritos lanudos.
Yedras verdes somos
ambas,
A quien dejaron sin
murosDe la Muerte y del Amor
Baterías e infortunios.
Busquemos por do trepar,
No nos faltarán en Francia
Pared gruesa, tronco duro.
La iglesia de San Dionís
Delgados, cariaguileños,
Carihartos y espaldudos.
Escojamos como peras
De aquestos que andan en mulas,
Y tienen algo de mulos;
Por dar en nuestros broqueles,
Que demos en sus escudos.
Que calzan bragas de malla,
Y de acero los pantuflos.
¿De qué nos sirven, amiga,
Armados hombres queremos,
Armados, pero desnudos.
Donde ayunos os sentáis
Y os levantáis más ayunos.
La de cuatro esquinas quiero,
En casa de un cuatro picos,
De todos cuatro picudo;
Donde sirven la Cuaresma
Y turmas en el Carnal,
Con su caldillo y su zumo».
Más iba a decir doña Alda,
Porque de don Montesinos
Entró un pajecillo zurdo.
Se le ha atribuido
este poema:
3.
Decid qué es aquello tieso
con dos limones al cabo,
barbado a guisa de nabo,
blando y duro como hueso;
de corajudo y travieso
lloraba leche sabrosa:
¿qué es cosa y cosa?
¿Qué es aquello que se lanza
por las riberas del Júcar?
Parece caña de azúcar,
aunque da botes de lanza;
hiere, sin tomar venganza
de la parte querellosa;
¿qué es cosa y cosa?
junto de Fuenterrabía,
digáisme, señora mía:
¿cómo es ancho siendo estrecho?
Y ¿por qué, mirando al techo,
es su fruta más sabrosa?
¿qué es cosa y cosa?
y sin comer hace papo?
¿Por qué, cuanto más le atapo,
más se abre de contento?
Y, si es tintero de asiento,
¿cómo bulle y no reposa?
¿qué es cosa y cosa?
Y los siguientes:
4.
Escojamos como en
peras
dos déligos
capotuncios,
de aquéstos que andan
en mulas
y tienen algo de
mulos;
destos Alejandros
Magnos,
que no tienen por
disgusto,
por dar en nuestro
broqueles,
y demos en sus
escudos.
A dar, pues, se parte
el bobo
estocadas y reveses
y tajo, orilla el
Tajo,
en mil hermosos
broqueles.
5.
¿Hay quien compre un
juguete
que ni hiere, ni
mata, ni pica, ni muerde?
Yo le vendo por
travieso
y no porque a nadie
ofende;
es alegre y juguetón
y por las niñas se
pierde;
niñas, guardaos de
enojalle
que vive Dios que
arremete,
y cuando estéis más
seguras
por vuestros
postigos entre.
Enlace de interés en este blog:
EL HUMOR DE GÓNGORA
Bibliografía:
- Alzieu, Pierre , Jammes, Robert , Lissorgues, Yvan: Poesía erótica del Siglo de Oro. Editorial Crítica. 1984.
- Barbadillo, Joaquín López; Sánchez Alvarez-Insúa, Alberto; Labrador Ben, Julia María: Cancionero de amor y de risa en que van juntas las más alegres, libres y curiosas poéticas eróticas del parnaso español, muchas jamás impresas hasta ahora y las restantes publicadas en rarísimos libros. Ediciones Espuela de Plata, Sevilla: 2007.
- Díez Fernández, J. Ignacio: Compilar y desleír la poesía erótica de los Siglos de Oro: los cancioneros de Amancio Peratoner. Universidad Complutense
- Poesías escogidas de D. Luis de Góngora y Argote, dadas á luz, corregidas y aumentadas con varias inéditas por D. Luis María Ramírez y las Casas-Deza, entre los Árcades Ramilio Tartesíaco. Córdoba: Imprenta de Noguér y Manté, 1841.