Breve biografía de Teresa de Cartagena y Saravia (Burgos, hacia 1424- ¿?): la familia Cartagena estaba muy bien posicionada en el siglo XV y poseía una excelente biblioteca. Su abuelo, judío converso,
llegó a ser obispo de Cartagena y después de Burgos. Teresa tuvo la oportunidad
de formarse intelectualmente, incluso teológicamente, sobre todo cuando estuvo
en Salamanca. Sufrió problemas de audición desde la niñez hasta la completa sordera en su juventud. Como mujer bien posicionada en la sociedad, su educación estaría dirigida a un buen casamiento (parece ser que hubo desposorio con el señor de Hormaza
(Burgos), pero no contrato matrimonial) o a la vida monástica, siempre con la idea de
llegar a lo más alto de la jerarquía religiosa femenina, cosa que
no consiguió, posiblemente
por culpa de su minusvalía*. Se piensa que en 1445 ya había ingresado en la Orden de Santa Clara. Escribió
Arboleda de los enfermos y Admiraçión Operarum Dey.
Dicho esto, voy comentar un artículo que salió sobre
ella en el mes de agosto, concretamente en el periódico digital de ABC. Su título y contenido
me sorprendió (aunque cuando se habla de feminismo y género nada me debería de
sorprender):
No
desmitificaré lo del odio a los conversos y lo de que las mujeres eran malditas
por el hecho de nacer mujer porque sería una entrada demasiado larga, en cambio
sí hablaré de la minusvalía y su
relación con las posesiones diabólicas
porque la autora del artículo insiste varias veces sobre ello.
Estamos en un tiempo, la
Edad Media, donde se cree en
milagros y signos; todavía no hay una forma lógica para explicar ciertos hechos. Es
una época donde también se va luchando contra las supersticiones. Ya en la Baja Edad Media se considera que ciertas enfermedades y deficiencias
mentales se deben a causas naturales. Sin embargo todavía los teólogos achacan determinados padecimientos
o minusvalías a un castigo o al abandono de Dios por llevar una vida pecaminosa
o poco ejemplar. También piensan que otra de las causas de sufrir esas
enfermedades se debe al contacto con el demonio. Será sólo la locura con
acciones violentas la que se marque como posesión diabólica. Si además, en
un ataque de locura, se perdía una facultad sensorial o se presentaba
una enfermedad no hay duda de que es cosa del demonio. El exorcismo es la única posibilidad de cura, que suele pedir la familia o el mismo
"endemoniado". Pero al mismo tiempo se da el caso contrario: determinadas
"locuras" pueden tener tintes religiosos (propio de santos), y, por ejemplo, en el caso concreto de la
ceguera se considera una "virtud" para alcanzar el cielo.
Y ahora hablaré algo de sus
dos obras:
1.
Arboleda de los enfermos: la escribe para consolar a los
enfermos, para que se resignen ante la enfermedad, aunque también es un buen camino para llegar a la sabiduría espiritual.
La obra levantó suspicacias
entre algunos intelectuales de aquella época, por la profundidad de la misma. Pensaron que no había salido de su pluma (¿debido a su discapacidad?).
Como ella
misma escribe:
«Asý que, tornando al propósito, creo yo, muy
virtuosa señora, que la causa porque los varones se maravillan que muger aya
hecho tractado es por non ser acostumbrado en el estado fimíneo, mas solamente
en el varonil.»
Hablar de plagio, como se
dice en el artículo del ABC, es anacrónico, teniendo
en cuenta que en la Edad Media había obras que se reelaboraban, se inspiraban en
otras o se copiaban tal cual (en 1481 Pedro López de Trigo copia los trabajos
de Teresa). Pero leamos lo que ella misma nos dice:
«Pues la ispirençia me faze çierta e Dios de
la verdad sabe que yo no ove otro Maestro ni me consejé con otro algund
letrado, ni lo trasladé de libros, commo algunas personas con maliçiosa
admiraçión suelen dezir»
2.
Admiraçión Operarum Dey: esta obra la escribió para defender su autoría de "Arboleda de los
enfermos". Afirmará que Dios tiene poder para que ella pueda escribir
obras profundas y de calidad. Será un alegato a la capacidad de las monjas
a escribir obras teológicas gracias al aislamiento del mundo no sólo conventual, sino también gracias, en su caso particular, a su sordera: ella misma dirá que hasta ese
momento no había habido ningún otro precedente. Las religiosas estarían, por
tanto, más predispuestas a ese tipo de escritura que el resto de mujeres.
Por supuesto, afirmar que "Admiraçión
Operarum Dey" es una de las grandes obras feministas del siglo XV es
pasarse de frenada. Leamos lo que escribe en ella sobre las mujeres:
«E paresçe acaesçer al entendimiento, memoria
y voluntad lo que acaesçe a algunas mugeres comunes que salen de su casa a
menudo e andan vagando por casas ajenas, las quales, por esta mala costunbre,
se fazen asy nigligentes e perezosas en el exerçiçio fimíneo e obras domésticas
e caseril, que ellas por esto no valen más e su hazienda e casa valen menos.»
«E por este mismo respeto creo yo quel
soberano e poderoso Señor quiso e quiere en la natura humana obrar estas dos
contrariedades, conviene a saber: el estado varonil, fuerte e valiente, e el
fimineo, flaco e delicado. Ca los varones con su fuerça e ánimo e suficiencia
de entendimiento conservan e guardan las cosas de fuera, e asý en procurar e
tratar e saber ganar los bienes de fortuna como regir e gobernar e defender sus
patrias e tierras de los enemigos e todas las otras cosas que a la conservación
e provecho de la república se requiere, e por consiguiente a sus
particularidades haziendas e personas; para lo qual, mucho conviene y es
menester que sean robustos e valientes, de grande ánimo e aún de grandes e de
muy elevados entendimientos. E las fenbras, asy como flacas e pusilánimes e no
sofridoras de los grandes trabajos e peligros que la procuraçión e gobernaçión
e defensión de las sobredichas cosas se requieren, solamente estando inclusas o
ençercadas dentro en su casa, con su industria e trabajo e obras domésticas e
delicadas dan fuerça e vigor, e sin dubda non pequeño subsidio a los varones.»
«conviene
a saber: no ser usado en el estado fimíneo este atto de conponer libros e
trattados»
Notas:
* Tener alguna deficiencia era una traba para alcanzar
metas, e incluso restaba valor a los testimonios ante la justicia.
Bibliografía:
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- Bravo García, Antonio: El diablo en el cuerpo: procesos psicológicos y demonología en la literatura ascética bizantina (Siglos IV VII).
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Teresa de Cartagena y la escritura mística en femenino. SCRIPTA, Revista
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- Fortea, José Antonio: Summa Daemoniaca. Tratado
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- Majuelo Apiñániz, Miriam: Teresa de Cartagena. La obra de una mujer
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- Muñoz Tirado, José: Teresa de Cartagena, la
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2016-2017.
- http://www.mariamilagrosrivera.com/ineditos/documentacion-teresa-cartagena/